viernes, 12 de agosto de 2011

Descubriendo La Gran Sabana

La Gran Sabana


1999, primeros días de diciembre, cae mucha lluvia en todo el país, hay elecciones, referéndum constitucional, vamos a votar a Maracay, nuestro centro de votación esta desierto, la gente no sale por la lluvia, llegan informaciones de fuertes inundaciones en la costa central del país, pero el proceso continua, de regreso a Caracas hablamos de los planes para las vacaciones que nos tocan a finales del año e inicio del próximo, no tenemos nada en mente, de pronto la pregunta, ¿por qué no vamos a conocer la Gran Sabana?, enumeramos los pro y los contras, aquellos ganaron fácilmente y así comenzamos a planificar nuestra aventura.



¿Cómo llegamos?, ¿qué llevamos?, ¿qué vamos a comer?, ¿dónde vamos a dormir?, ¿cuantos días vamos a estar allá? la cantidad de preguntas era interminable! empezamos por el principio, preguntar, ubicamos amigos que ya habían estado y les hicimos las preguntas, así dimos inicio a la planificación del viaje.



24 de diciembre, reunión familiar de Nochebuena, anunciamos nuestra intención, la familia pregunta si vamos en grupo, decimos que sí para evitar objeciones y críticas, posteriormente íbamos a bromear con eso, si vamos en grupo, un grupo de 5 personas!



Una vez realizadas todas las averiguaciones posibles y establecido el plan de vuelo, no nos quedó más que esperar el día de la partida, previamente íbamos adquiriendo los insumos para el viaje, comida, sacos de dormir, repelente, y algo que no debe faltar en ningún viaje, La Guía de Valentina Quintero, la Biblia del viajero, si no está allí, no existe!



Llegó el día, 2 de enero, 2 de la mañana, partimos hacia el Edo. Bolívar, primera parada en Boca de Uchire, desayuno, luego El Tigre, recarga de gasolina, llegamos a Ciudad Bolívar, seguimos hacia Puerto Ordaz ciudad en la cual debíamos almorzar y posteriormente comprar hielo seco para preservar los alimentos por mayor tiempo, continuamos viaje hacia Upata, lugar en el cual, según nuestros guías consultados debíamos dormir, así lo hicimos, llegamos al hotel Andrea, un gran edificio a la salida de la ciudad, descansamos y luego salimos a conocerla, fuimos a la plaza Bolívar, y al final llegamos a un parque en el cual hay un monumento a los soldados del ejército y hay una tanqueta donde los niños pueden jugar, cargamos la camioneta con gasolina y nos fuimos a dormir temprano ya que había que salir antes de las 7 para comprar hielo, en la noche, una anécdota cómica nos sucedió, particularmente a mí, en medio de la oscuridad siento unos ruidos afuera y tomo el reloj y veo que, en medio de la somnolencia, que son las 5:30 de la mañana, levanto a mi esposa y le pido que despierte a los niños ya que hay que salir a buscar el hielo, mientras ella va al baño, vuelvo a ver el reloj, ya con la luz encendida y mas despierto y constato que lo había tomado al revés, eran las 11:30 pm!



Finalmente llegó, ahora sí, la mañana, salimos del hotel, desayunamos y compramos el hielo, tomamos rumbo a nuestro destino final La Gran Sabana, pasamos varias ciudades, El Callao, Guasipati, El Dorado, llegamos al rio Cuyuní, que posteriormente será frontera con Guyana y nuestra zona en reclamación, allí se encuentra el más hermoso puente que alguien se pueda imaginar en esa zona, un puente construido de metal sostenido con guayas de acero y lo más impresionante es que fue diseñado por Eiffel, si el mismo de la torre de París, cuantas cosas increíbles tenemos y no lo sabemos!, llegamos al Km. 88, pueblo de mineros, debe su nombre a que se encuentra a 88 kilómetros de El Dorado, punto de partida de esa carretera, allí recargamos gasolina, comimos algo ligero y compramos un pan de guayaba que se hizo alimento oficial para los siguientes viajes.

Comienza la subida, la Piedra de La Virgen, nos paramos caminamos por la base de la impresionante piedra y luego seguimos nuestro viaje subiendo hacia nuestro objetivo, finalmente aparece, La Gran Sabana, inmensa, limpia, verde, la exclamación de mi esposa al ver esta maravilla de la naturaleza fue "con razón Dios descansó el séptimo día después de crear todo esto" nos detuvimos en la entrada, en el Monumento al Soldado Pionero, construido en honor de aquellos soldados del ejército que construyeron la carretera que llega hasta Santa Elena de Uairen

Según nuestro plan, debíamos continuar hasta llegar a Iboribó, pequeña comunidad indígena donde tomaríamos una embarcación para llegar al salto Aponwao, así lo hicimos, fue algo espectacular, poder llegar hasta la base del salto, bañarnos con su rocío, algo indescriptible, de regreso acampamos en esa comunidad, en el patio de la casa de la señora que nos había servido de guía al salto, al día siguiente partimos hacia nuestro próximo destino, Kavanayen, allí llegamos, hicimos el campamento al lado de la cancha de futbol, nos dimos un buen baño con agua caliente!! si, allí hay unos baños tan limpios como el de nuestra casa, por solo unos pocos bolívares tienes derecho a usarlo, en la noche fuimos a misa en la misión de los Capuchinos, una iglesia, igual que todo el poblado, construido en piedra de la zona, nos acostamos a dormir, hacía mucho frío y fue necesario cerrar todas las entradas de viento ya que era imposible mantenerse caliente.

Nuevo día, nuevo destino, el rio Karuay y su salto, son solo 20 kilómetros de distancia, pero no existe una carretera como tal para llegar solo las marcas por donde han pasado otros vehículos, luego de 3 horas llegamos al río, nos cambiamos y caminamos hasta el salto, no es muy alto solo unos 4 metro de caida, pero como todo lo de aqui, espectacular, puedes caminar por detrás de el, bañarte en su chorro, eso si el agua, como todas las de la zona es extremadamente fría, aquí pasamos el día y luego regresamos a Kavanayen, aun cuando nuestro plan original era pernoctar en Karuay, la cantidad de mosquitos que había nos hizo desistir de eso.

Al día siguiente comenzamos nuestra salida de esta zona, antes nos desviamos para conocer el salto Torón, un camino bastante difícil, una subida muy fuerte, al final llegamos al salto, indescriptible!, regresamos al camino principal y salimos hacia la carretera de asfalto, llegamos al puente del río Yuruaní, allí se observa, siguiendo las recomendaciones de la Guía, el salto que está a unas pocas decenas de metros del puente, quisimos verlo mas de cerca y tomamos la vía de tierra hacia el río, al llegar se puede admirar la fuerza que tiene esta poco elevada caída de agua, cerca de allí acampamos, a la orilla del río.

Partimos, esta vez pasamos por San Francisco de Yuruaní y seguimos hacia los Rápidos de Kamoiran, allí recargamos combustible luego de una interminable fila de carros, seguimos hacia Sta. Elena, no sin antes pararnos en el salto Kamá, se encuentra a la orilla de la carretera es de muy fácil acceso y es bellisimo, continuamos el viaje y llegamos a la Quebrada de Jaspe, no hay palabras para describir la impresión que uno se lleva al caminar por el lecho de ella, es como caminar por el piso de terracota de una casa, su color anaranjado rojizo, brillante, la hace única, salimos de allí y llegamos a Santa Elena de Uairen, allí cargamos nuevamente combustible, compramos mas hielo, almorzamos y partimos rumbo a nuestro último destino, El Paují, después de varias horas de un camino poco amigable, tal y como rezaba un letrero al comienzo del mismo, "Paso a su Riesgo", llegamos al poblado, unas pocas casas, varios campamentos y posadas, una pista de aterrizaje, es todo, regresamos por el camino buscando donde poder armar nuestro campamento, a orillas del río que se encuentra en la entrada del poblado vemos un sitio ideal para acampar, pero hay un problema, está ocupado, nos paramos y nos quedamos viendo el lugar con toda la envidia del mundo, de pronto, detrás del carro que estaba en el lugar sale una persona, al verla mi esposa y yo nos miramos uno al otro con asombro, la persona que salió era nuestro vecino en Caracas!, nos bajamos, abrazamos y nos quedamos en el lugar que, hasta hacía unos minutos, era solo una sana envidia.

Nuevo amanecer, nos ponemos de acuerdo en que vamos a subir al Abismo, mi amigo sale primero y nosotros salimos un poco después ya que teníamos que recoger el campamento, limpiar el sitio y además teníamos 2 niños pequeños, salimos y cometo el error de no cruzar donde debía y termino llegando a 5 kilómetros de la población de Icabarú, poblado minero que se encuentra al final de esa carretera, durante el trayecto pudimos observar como pasaban inmensos camiones cargados con barriles de combustible y protegidos por guardias armados, finalmente y luego de preguntar llegamos al lugar donde se dejan los vehículos para comenzar el ascenso al Abismo, allí nos encontramos a nuestro amigo y nos despedimos, ya que ellos ya habían subido y bajado, iniciamos la subida de unos 15 minutos, luego de los cuales se caminan otros 30 hasta llegar al borde del precipicio, El Abismo, como dice la canción, La Cima del Cielo, impresiona estar sentado en el borde de la nada, con la selva a los pies de uno, sin nada que perturbe la vista, poder ver en la lejanía como una nube descarga su manantial refrescante, allí se recarga el espíritu!

Iniciamos el descenso, volvemos a El Paují, alli compramos miel y algunos recuerdos y seguimos nuestro camino a Santa Elena, no sin antes desviarnos para conocer la frontera con Brasil, luego de almorzar partimos nuevamente a la Gran Sabana, pernoctamos allí y al día siguiente hacemos el viaje de regreso a Upata y posteriormente a Caracas.

Ha sido una aventura espléndida, tanto que desde entonces la repetimos anualmente, nos hizo crecer como personas, como ciudadanos, como familia, como equipo.

Es muy importante que estos parajes sean preservados para las generaciones futuras, no fue por nada que Colón, al tocar el continente por primera vez y llamar a Venezuela Tierra de Gracia, dijo que, con toda seguridad, el Paraíso Terrenal quedaba allí...y tenía razón!








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